ES IMPORTANTE SABER

sábado, 8 de mayo de 2010

La Fuerza - Paula Andrade

Fascinante, esta y toda su obra.
Tienen más de Paula acá, acá y acá.




































Las virtudes cardinales


Dentro de los 22 Arcanos Mayores, algunos autores distinguen cuatro de ellos como el subgrupo especial de las “virtudes cardinales”.
Según cada autor, estas virtudes son adjudicables a, o representadas por, los cuatro elementos, cuatro arcángeles específicos (Uriel, Rafael, Miguel y Gabriel,), cuatro dioses paganos, cuatro demonios babilónicos o cuatro santos católicos (Mateo, Marcos, Juan y Lucas ).
Este debate no importa demasiado para nosotros porque, dadas las características de las “virtudes”, que ahora veremos, no resulta obvio ni imprescindible que su número preciso sea cuatro, con lo que la fuerza argumental de la idea decae, si bien su fuerza poética (y mnemotécnica) se mantiene.
Lo que hacen las “virtudes cardinales” es crear y sostener el mundo.
Donde falta alguno de estos principios, la energía se escapa, la materia se desmorona o confunde y la conciencia no encuentra apoyo, por lo cual, exista o no algo más allá de la trama de las virtudes, es incognoscible para nosotros.
Estas virtudes son: la Templanza, la Justicia, el Amor y la Fuerza. Cada una comparte características con las otras, pero mantienen reinos y funciones definidas.
La Templanza integra y economiza: junta elementos dispares y mediante su acción los funde en otro elemento distinto dejándolo, idealmente, en su punto justo, en su centro exacto. Es el metabolismo que transforma lo que uno come en uña, ojo, hígado. Es la sinergia.
La Justicia, por el contrario, discrimina: hígado e intestino pueden estar cerca, tocarse y pertenecer al mismo cuerpo: ser el mismo organismo. Pero cada uno es cada uno. La fuerza que mantiene identidad y característica de cada uno es la acción de la Justicia, indicando quién es quién y qué le toca recibir y hacer.
El Amor es lo que motoriza todo esto: es la intención de acercamiento entre las cosas, es el fluír del sentimiento y la atracción, la tendencia a asociarse. Es el sistema circulatorio del universo, la emoción.
Finalmente, la Fuerza, es el sostén, la sangre misma. Es el Chi, el Ki, el Prana. La energía que, llevada por el amor o por sí misma, se zambulle en la materia y la convierte en carne. Es la vida misma: en el umbral entre la conciencia más mínima y la nada, vida inconfundible.



Arcano Mayor Número 8: La Fuerza


Donde falta la acción de la fuerza, los seres decaen, se marchitan y mueren.
Donde actúa la fuerza, los seres pueden efectuar lo imposible, que es remontar la corriente entrópica y regenerarse, recrearse y reproducirse, generando nuevos recipientes de fuerza potenciales.
Por ser la fuerza de naturaleza fundamentalmente creativa, no es necesariamente violenta, ni tiene porqué serlo, dado que por su misma naturaleza, no tiene oponentes.
La Fuerza sólo enfrenta obras.
Si hay otros niveles, otras posiblidades de crear que excluyan la materia, aún no lo sabemos, pero no parece se la idea de quienes diseñaron el mazo.
Así que es esta misma naturaleza creativa la que impulsa a la fuerza a participar del mundo corpóreo, lo que le da un costado sensual que, dado que el criterio y la represión no figuran entre sus cualidades, puede deslizarse hacia la lujuria, y de allí a la posesividad y enojo, enfrentamiento e incluso al combate.
De la misma forma que en el I Ching la característica principal de Tui, el Lago, no es la serenidad, sino el regocijo, y el regocijo puede degenerar en ira (41, La Merma, para una cita explícita), la fuerza encarnada puede generar su propio remolino y terminar pasando de sensualidad a lujuria y a violencia.
Es una carta principalmente de fuego, es un fenómeno de fuego, es la partícula del Sol en la tierra, lo que implica su tendencia, al tocar materia, a explotar y consumirla en pasión o rabia.
Lo que equilibra esta tendencia explosiva, expansiva y centrífuga es el movimiento inverso, centrípeto, y simultáneo de un sentir de autoindulgencia y autoaceptación tan inmensas que solamente se pueden entender como amor, que tranquiliza y sosiega la expansión del fuego.
Al mismo tiempo que la naturaleza del fuego empuja a la partícula de vida a la expansión irrefrenada, una esfera de amor que se contrae suavemente alrededor de la partícula la contiene y la hace estable.
Esta doble tendencia, a participar del mundo carnal sin discriminación ni conciencia por un lado, y a fluir igualmente de manera serena y confiada en su poder, está expresada en la versión del mazo de referencia de la carta a través de la doble figura bestial y humana, una protegiendo y la otra dulcificando.
El signo del infinito coronando la cabeza de la mitad humana (femenina para recalcar las características de dulzura y fertilidad) indica el potencial de la vida para perpetuarse, expandirse por el universo y mutar en toda forma posible.
El cinturón de flores indica en el mismo sentido la manera en que el lado amable canaliza la sensualidad bestial a través de la creación y generación, con la delicadeza que eso implica.
El blanco de las ropas y el amarillo del cielo indican, por código impuesto por los autores, pureza y serenidad mental, respectivamente.
El naranja fuerte del león, y su misma figura, indican inclinación por la pasión carnal.
El León es un animal de fuego en la tradición del mazo, y de fuego estable, a diferencia del fénix o las salamandras. Esta estabilidad es resultado directo en esta carta de la dulzura y aceptación incondicional, maternal, de la figura femenina.
Esta carta vendría a ser, desde la perspectiva de los elementos, el fuego de la tierra, la parte más intensa de la fusión entre alma y materia, que se expresa libremente, en contraposición a El Diablo, que es la otra cara de la parte más intensa de dicha fusión: la que no se expresa sino que permanece subterránea.
La persona que transita o se identifica con esta carta experimenta una sensación de confianza y alegría nietzscheanas, por así decir, basadas en la percepción de su propia fuerza y regocijo ante ella.
Pueden ser, entonces, palabras clave para la interpretación de la carta: fuerza – poder – vitalidad – energía vital – animalidad del cuerpo, aceptada

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