ES IMPORTANTE SABER

sábado, 18 de septiembre de 2010

La rosa y el lecho - VI

Felisa tenía la costumbre de explotar, en todo. A veces en violencia conmigo, a veces en indignación contra terceros, a veces descorriendo fugazmente velos sobre lo peor de su pasado, tirando acusaciones únicas y efímeras contra su entorno.
Una por ejemplo, había sido una acusación genérica hacia sus hermanos de, cuando se aburrían en su infancia en San Pedro, jugar con ella al submarino. "Sus hermanos" difícilmente incluyera a Luci, que por mi padre sabía que era prácticamente quien la criara. Quedaban Alicia y Alfredo. Además, en todos mis recuerdos de infancia no figuraba ninguna acción violenta de Lucila, y si varias de Alicia y Alfredo.
Felisa dijo esto una vez y, aprovechando haberme dejado congelado, cambió de tema y no volvió a decir nada jamás.
De esas, había un par, así que mi siguiente pregunta a Lucila fue acerca de la violencia entre hermanos en la infancia.

"Si, la vieja nos fajaba fuerte, a veces...".
"Si, pero te pregunté entre hermanos, Luci".
"Ah, si, claro, si... la vieja nos fajaba, me acuerdo una vez...".
"Luci! entre hermanos: entre Alfredo, Alicia, vos y Felisa".

A la tercera reaccionó, o aceptó, y contó alguna que otra anécdota sobre la crueldad física de Alicia, y finalmente la que me interesaba.
Mi padre conoció a mi madre con trece años de edad: ella 16, el 29.
Mi padre siempre fue un pelotudo.
Así que un día, para mostrarle a su nueva familia política que él no era una especie de pervertido que se estaba comiendo a la nena, no tuvo mejor idea que contarle a Lucila lo que Felisa le había confiado a él: que Alfredo la abusó durante su infancia.

La versión que Luci me contara a mi fue cotejada después con la que le contara a José y Daniel: había algunos diferencias de matiz, como que a mi me diera a entender que esto había pasado una sola vez, mientras que a ellos les agregó la frase "hasta que Felisa fue lo bastante grande para frenarlo".

Los detalles no pudieron ser esclarecidos, y en el esfuerzo de preguntar si había habido o no penetración, se me escapó preguntar otra cosa, bastante interesante también.
José me dijo que a él le cayó la ficha de este olvido también cerca de una semana después.

"Cuando Rogelio (padre) le contó esto... ¿ella qué hizo!!??"
No le preguntamos nunca, pero parece que nada.

En ese momento, igualmente, la ficha no nos caería porque todavía estábamos pendientes de otra cosa: Lucila nos cuenta, de motu propio, que esta acusación volvió a escucharse casi treinta años después, por segunda vez.
Ella no estaba presente, creo que Alicia se lo contaría: estaban Alicia y Felisa charlando de algo, cuando sale el tema del abuso infantil, y Felisa explota "como hizo el pelotudo de Alfredo conmigo!".
Parece que Alicia exclamó horrorizada "pero Felisa, esto que estás diciendo es muy grave, tenemos que hablar con Alfredo!", a lo cual Felisa respondiera algo asi como que ya a esta altura, para qué.
Me resultaba totalmente coherente, todo.

Lucila contaría algunas cosas más, de las que ya sabía: que Felisa fue abandonada por su padre antes de cumplir dos años, que la madre le echaría la culpa de eso desde que aprendiera a hablar, que la mandaría con los abuelos paternos como se devuelve un paquete no deseado, que Lucila casi se muere de la depresión que le produjera esto, que Alicia era asmática desde chiquita pero en la casa no se usaban medicamentos por idea religiosa de la madre así que los ataques de asma le duraban toda la noche... la colección de fotos de la familia. Y su idea de que, como no era algo grato para contar, mejor no contarlo jamás.

Ahora sé por experiencia que lo que no se sabe, pesa más que lo que sí se sabe. Mucho más.

Agotados, terminamos la charla por ese día. Luego tuvimos un poco más José y yo por nuestra cuenta.
Daniel no estaba presente ese día, pero me estaba buscando activamente.
Es el menor de la familia, y fue el que más se resintió de este episodio. Es el día de hoy que solapadamente, reclama a su madre que corte relaciones con Alicia y Felisa a raíz de lo que voy a contar en un rato.

Mientras, un día, José me cuenta que se estaba gestando una reunion familiar, adelantando el día de la madre.

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