ES IMPORTANTE SABER

domingo, 23 de mayo de 2010

Un hombre, tres veces

Esto tiene algo así como cuatro años...

Para descargar el archivo y leerte esto cómodamente en el baño, el bondi o la cama, hacé click acá. (3 páginas)


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Un hombre presencia un accidente mortal en la calle.

La imagen lo persigue durante el resto del día en todas sus acciones cotidianas, y no sabe si esta obsesión se debe a la mera impresión de haber visto un hecho de sangre o a querer interpretar esto como un mensaje del cosmos cuyo significado versa sobre la brevedad de la vida.

Se fascina con la idea de que lo visto debiera generar en el alguna reacción particularmente dramática y revolucionaria, de que debiera obrar alguna transformación en su vida. Pasa todo el día preguntándose porque no se genera en él el coraje o la necesidad de modificar su rutina, de cumplir sus sueños.

Comienza a familiarizarse con la idea de que el miedo a la muerte no es lo bastante fuerte como para romper sus miedos cotidianos. Reflexiona que ambos son relativamente vagos y ambiguos, pero esta mas acostumbrado a convivir con sus pequeños miedos que a intentar romperlos.

Por otro lado, la casi certeza de que no se morirá inmediatamente después de enfrentarlos le plantea la pregunta de qué sigue tras el primer momento fantaseado, el único claramente visualizado.

Descubre que lo que se plantea como miedos y fantasías, como aquello que siempre quiso hacer y no se atrevió, son ideas de cartón sin trasfondo. No son ningún tipo de proyecto, no tiene idea de para que quiere hacer esas cosas, nunca las pensó en función de convivir con los resultados de esas acciones que creía no atreverse a ejecutar. Entiende que ése es el motivo de que siempre le resultara tan fácil conformarse con lo pequeños placeres que le deparaba su rutina, incluido el fantaseo: el hecho de que son sobrellevables a través de la vida que uno espera ejecutar. Recuerda un comentario de Groucho Marx sobre el despilfarro de las jóvenes generaciones, que gastaban su dinero como si se fueran a morir en breve. Decía Groucho que alcanzaba con que se equivocaran un poco, algunas décadas por ejemplo, para tener la certeza de que pasarían su vejez en la pobreza. El hecho es que uno espera seguir vivo pasado mañana, y no quema sus barcos en previsión de ello. Esa es la respuesta razonable a porqué uno no intenta cumplir forzadamente sus fantasías.

La nueva pregunta es porqué las alimenta, y, más importante, porque se amarga por su incumplimiento. Porqué las piensa no en su clara acepción de fantasías, sino en una falsa acepción de metas a cumplir, deberes, obligaciones para con la propia vida. Y porqué no usa esa misma energía para plantearse metas más razonables, posibles de ser cumplidas y que realmente modifiquen la vida de uno para mejor. Claro que, de hacerlo, habría que bancarse que la vida de uno sea regularmente modificada, lo cual tampoco es cómodo. Entre el miedo al azar y el fondo de desconfianza que cada uno se tiene a sí mismo, sería demasiado no-saber-a-donde-puede-uno-ir-a-parar junto. Y realmente parece tan segura la rutina... que un accidente mortal hasta sería un fin elegante a la vida.

Lo realmente peligroso es el agotamiento de la rutina. La sencilla decadencia donde uno se va acostumbrando a vivir cada vez con menos, ocultando el dolor de la impotencia en aumento.

Aquí el protagonista se encuentra con un peligro similar a aquél que creyera que lo amenazaba en el principio de sus reflexiones, pero con más matices de verdad, y por tanto, con más posibilidades de ser verdaderamente transformador. El problema es que no sólo no satisface las necesidades estéticas del protagonista al carecer de elementos dramáticos, sino que implica una cantidad de trabajo agobiante, casi imposible a priori de ser enfrentada.

El último problema se le revela al protagonista a la noche, antes de dormir: el razonamiento es demasiado verídico para que pueda ser ignorado.

Tarda en conciliar el sueño.





Un hombre presencia un accidente mortal en la calle.

La imagen lo persigue durante el resto del día en todas sus acciones cotidianas, y no sabe si esta obsesión se debe a la mera impresión de haber visto un hecho de sangre o a querer interpretar esto como un mensaje del cosmos cuyo significado versa sobre la brevedad de la vida.

Se fascina con la idea de que lo visto debiera generar en el alguna reacción particularmente dramática y revolucionaria, de que debiera obrar alguna transformación en su vida. Pasa todo el día preguntándose porque no se genera en él el coraje o la necesidad de modificar su rutina, de cumplir sus sueños.

Comienza a familiarizarse con la idea de que el miedo a la muerte no es lo bastante fuerte como para romper sus miedos cotidianos, lo que lo maravilla. Reflexiona que ambos son relativamente vagos y ambiguos, pero esta mas acostumbrado a convivir con sus pequeños miedos que a intentar romperlos.

Se impresiona profundamente con la simetría insospechada que encuentra entre el miedo a la muerte rotunda y el miedo a la simple varianza en la experiencia cotidiana. Uno, se dice, lo lleva a olvidar la posibilidad de cambio y vivir el hecho puro de la rutina. El otro lo induce a negar la realidad, el también puro hecho de su muerte segura. Ambos miedos, abstractos, le implican recortes en su percepción de la realidad y, por tanto, mutilan su libertad de acción con igual intensidad pese a la diferencia cualitativa entre una amenaza y otra.

Esta igualdad de peso deja huella profunda en su mente, modificando sus miedos de noche en noche. Ya que no puede evitar morir, decide introducir, como un deber moral, el cambio en su vida. Comienza a modificar sus rutinas compulsivamente, ansiosamente. Cambia sus circuitos con un dejo de susto, a veces se descubre haciendo lo mismo que el día anterior y una gota de sudor frío le cae por la sien. Cuando agota las diferentes formas posibles de llegar a la oficina, intensifica las modificaciones en su desempeño laboral. No se le escapa la certeza de que eventualmente esto también se agotará y tendrá que dejar de concurrir a su trabajo. No sabe de qué podría vivir, pero esa preocupación no lo asusta tanto como el terror morboso a repetirse en vida. Incluso le encuentra un cierto sabor a desafío que lo estimula más que el terrible trabajo de encontrar cada mañana formas nuevas de hacer las cosas indispensables.

Sabe que hay miles de trabajos, y eso es tranquilizador frente a las pocas formas que hay de lavarse los dientes.









Un hombre presencia un accidente mortal en la calle.

La imagen lo persigue durante el resto del día en todas sus acciones cotidianas, y no sabe si esta obsesión se debe a la mera impresión de haber visto un hecho de sangre o a querer interpretar esto como un mensaje del cosmos cuyo significado versa sobre la brevedad de la vida.

Se fascina con la idea de que lo visto debiera generar en el alguna reacción particularmente dramática y revolucionaria, de que debiera obrar alguna transformación en su vida. Pasa todo el día preguntándose porque no se genera en él el coraje o la necesidad de modificar su rutina, de cumplir sus sueños.

Comienza a familiarizarse con la idea de que el miedo a la muerte no es lo bastante fuerte como para romper sus miedos cotidianos. Reflexiona que ambos son relativamente vagos y ambiguos, pero esta mas acostumbrado a convivir con sus pequeños miedos que a intentar romperlos.

Por otro lado, la casi certeza de que no se morirá inmediatamente después de enfrentarlos le plantea la pregunta de qué sigue tras el primer momento fantaseado, el único claramente visualizado.

Decide descubrirlo en la práctica, y se pone a ejecutar todas aquellas cuentas pendientes que puede recordar.

Besa a la vecina en el ascensor, y se sorprende de lo poco que le importa la reacción escandalizada de ella, así como la casi total falta de líbido que experimenta. Razona que la gran cantidad de expectativas que tenía opacan la realidad.

Continúa con su plan de descubrimiento y encuentra la forma de robar billeteras en los colectivos. Descubre que es bueno en eso, y así se financia una par de saltos en paracaídas. Una vez lo atrapan y le dan una paliza, en uno de los saltos se rompe una pierna al aterrizar.

Todo se le hace increíblemente fugaz y desabrido. Ejecuta cada acción esperando la gloria o la beatitud de un sueño realizado, la experiencia del presente eterno, la vividez, la plenitud. Sólo encuentra una vez tras otra un vago terror, su propia torpeza, la frustración. Recurrentemente se enoja con las dificultades que su odisea autoimpuesta le trae para cumplir con sus rutinas necesarias. Nunca se termina de sentir cómodo con la nueva forma en que lo miran los vecinos.

Casi agotada la lista, descubre la felicidad que le proporciona la práctica de la jardinería. Se muda al conurbano, se consigue una casita con jardín, vive contento. Deja sin cumplir la caza de tiburones, el motociclismo y un paseo por París.

sábado, 15 de mayo de 2010

Testigo del amorrrrrrrrrr

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Camino al registro civil me inventé un tema disco llamado “Wittness of love” y me viajé cantando el estribillo (no inventé más que el estribillo, en rigor).
Mientras lo cantaba, bajaba una bola de espejos y las luces giraban por el piso del Bondi.

Dra. Nada necesitaba que le hiciera de testigo de concubinato para acogerse a la obra social de su novio Maxi, y me preguntó si tenía algo que hacer justo el primer día libre de mi nuevo régimen de trabajo, dándome la oportunidad de hacer bueno por alguien copado con un pedazo de mi franco. La segunda recompensa iba a ser una invitación a pizza y cerveza.

Tenía la frase preparada: “Si! Yo lo ví!!: ellos se aman”.
“Ah, y conviven”.
Pero no hizo falta.

El otro testigo era una extrañeza, un chico de 22 años que tiene preparado un show melódico como cantante con piano, dos guitarras, escenario y percusionistas en un teatro. Va a ser su primer show, de hecho su primer acto artístico en la vida.
Maxi le diseñó las entradas y le produjo parte del espectáculo.

“No, no lo escuché nunca, no creo que vaya” es lo que responde cuando pregunto. “No creo que esté entre mis obligaciones como productor”, agrega con la sonrisa de Gardel esa que tiene. O de Chesire, dado que es lo primero que uno recuerda de él y lo último que abandona tu cabeza, un rato después de olvidarlo.

Este otro testigo no llevó su DNI, y creí que habría que hacer todo de vuelta, pero la empleada que nos atendió era una señora mas o menos de mi edad, abundante y blanda por todos lados, que evidentemente mucho tiempo atrás se había hecho cargo de lo esencial: esto se trata de que una persona pueda tener su salud cubierta porque otro asume responsabilidad sobre ella, y a eso no se le ponen trabas. La despedí con un beso de puro agradecido.

Había también una pareja que estaría… inscribiendo a sus hijos, supongo.
Los llamé Adán y Eva.

Eran muy jóvenes, ella no creo que llegara a los veinte. Muy bellos físicamente, sin el menor cuidado ambos irradiaban algo muy dulce desde la piel.

Muy fértiles: tenían tres nenes escalonados, el mayor de no más de dos años, se la pasaba revolcándose por el piso, divertidísimo.

Y más brutos que un arado.

Adán y Eva.

Seguramente sabían mucho de algo, pero para poder compartirlo hubiera debido mudarme a su ambiente cotidiano, que tanto puede ser una cabaña en la montaña, como un puente en provincia.

Lo que sí compartimos fue un rato de tenerle a upa uno de los bebés que se había golpeado. La madre tenía un extrañísimo estado de aceptación de que no podía controlar a tres bebés.

Todos ellos se veían bellos, alegres, amados y sanos, tanto padres como hijos, así que tal vez tengan totalmente razón.

O tal vez siga pariendo y se le empiecen a morir como moscas.
Está todo por decir, supongo.




















Tenía dos masajes por dar a la tarde, así que tenía tiempo suficiente como para almorzar con cerveza y despejarme. Pero mientras comíamos me llegó un mensaje de cancelación del primer masaje, que me animó a mandar un mensaje y cancelar el segundo. La segunda cerveza también ayudó, y como los chicos también estaban libres ese martes, me fui deslizando sin saberlo en mi primer día libre, todavía no puedo sacar la cuenta desde cuándo.
Libre quiere decir: ni siquiera tenía la consigna de descansar para recuperar fuerzas.
No tenía absolutamente nada que hacer, más que lo que quisiera.
Y todavía no puedo recordar cuándo fue la vez anterior que tuve un día así.

Pensé en llamar gente, recuperar vínculos, retomar algo de todo lo que quedó abandonado en la inundación de los últimos años y nunca más retomé, pero tampoco era el día.

Pasamos el resto de la tarde con los concubinos hablando hasta por los codos, hueveando en internet, interpelándonos.
Después cena con Luc y sin cerveza.
Después vuelta a casa, flotar un rato en la cama que no tengo y desmayar.

Hace bien contarlo: hubo un día en que no hice nada.
Uf.


















Ilustraciones: Luciano Vecchio.

domingo, 9 de mayo de 2010

El maravilloso mundo facebook






















Dedicado a Pina, que hasta muerta me sigue inspirando, y se hubiera reído bastante de leer esto.

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Status
Rogelio Ferreyra le informa: sabia ud. que las páginas facebook de la gente NO se cierran automáticamente cuando ésta muere, entre otras cosas porque siguen teniendo movimiento muchos meses después del deceso, principalmente de saludos, despedidas y cariños de amigos y familiares?
Si no me cree, revise el perfil fb de algún amigo suyo muerto.
Si no tiene ninguno, espere.


Comentario propio en el status
otra cosa: muchas personas, no contentas con saludar al fallecido, le piden cosas. Favores, ayudas, intercesiones ante la divinidad. Y todos sabemos como es: si se pide mucho, algo se cumple.
Así que prepárense para presenciar el advenimiento del primer santo popular digital.


Chat posterior, vía facebook

Santiago
ROCHERRR
20:53Yo
como vals?
20:53Santiago
jajaja que onda eso de lso muertos? que te agarro???
20:53Yo
testealo
si no tenes a donde, te presto esta tumba
http://www.facebook.com/home.php?#!/superpinas?ref=search&sid=734131366.3434518728..1
20:56Santiago
pero no me deja entrar al muro
20:57Yo
tal vez porque no seas amigo...
20:57Santiago
satamente
20:57Yo
que joda, porque ya no va a leer tu solicitud...
20:57Santiago
y no me da pedirle a mistad....
jajaja
y que onda??
quye le paso, pobre piba?
20:57Yo
estaria bueno que fuera mas popular de muerta que de viva...
accidente de transito
me lo avisaron por mensaje de texto
epoca bizarra
20:58Santiago
horror
20:58Yo
cotidiano
20:58Santiago
horror cotidiano
20:59Yo
yo, por eso, cuando manejo, me tapo los ojos
20:59Santiago
jajajaja
che (cambia de tema)

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Pina fue la primer persona que conocí a través de blogger, algún día contaré más.
Ahora no.
Duerma en paz.

sábado, 8 de mayo de 2010

Bifurcación - cambio de riel

Ernan tiene un sentido del absurdo tan desproporcionado que se convierte todo el tiempo en sentido del grotesco, cosa que no alcanza para evitar que sea ácido e incisivo.

Creo que sobre todo porque no lo intenta.

Entonces, entre exceso y exceso, aparecen fotos de una humanidad deslumbrante, o al menos en la que me siento…podría decir “reflejado”.
Pero en la humanidad de Ernan uno se siente más “revolcado” que “reflejado”.
Como la página que ilustra este día.


Durante 2007 y 2008 llevé adelante un blog que, ante la súbita y duradera aparición de una serie de hechos personales trágicos se volvió absolutamente autobiográfico.
Mi repentinamente crecida necesidad de contención sirvió, como toda caricatura, para poner de relieve las características fundamentales de la dinámica con que intentaba satisfacer dicha necesidad.

Es algo parecido a lo que entiendo que hace la fama (que, claro, no es mi caso)
Poco antes había reflexionado sobre porqué se la valora, concluyendo que su principal valor es ser querido de modo asimétrico y carente de esfuerzo por ambas partes: el sujeto expuesto por la fama es fácilmente objeto de proyecciones por parte de sus seguidores, cosa que no obsta para que la descarga emocional, y su reflujo, sean verdaderos e intensos.

Ambos se ahorran el conocerse mutuamente, el dejar que la emoción de uno por otro crezca naturalmente y sólo en caso de que sea legítimo, así como sostenerla en todos los momentos de duda.

La razón de querer ser famoso es, principalmente, un deseo infantil de recibir amor, desde la actitud de alguien que no se siente capacitado o en derecho de despertar amor, recibirlo y sostenerlo si no es a través de proyecciones.
Alguien que, de alguna manera, se siente vacío e inmerecedor.

La sensación de vacío interno se puede describir también como anonimato perpetuo: uno no es nadie, no tiene características, es un cuerpo genérico con una cara vacía.
Todo ser vacío se siente impotente y compensa a través de la fantasía, casi siempre de poder, vigor, fuerza.


En el modo casi casual en que Ernán cuenta todo esto encuentro maestría, muy probablemente no deseada.


Y me identifico con lo que cuenta en varios aspectos, claro.

Quienes publicamos autobiografías en la web no generamos un perfil controlado sobre el que el lector proyecte sus fantasías, lo nuestro es más burdo.
Nos exponemos.
Nos desnudamos, como quien cuenta sus problemas al primero que saluda preguntando “¿cómo estás?”, por hecho mismo de nuestra total incapacidad de autocontención, de reserva.
Por la necesidad de que alguien sepa lo que sentimos porque saberlo nosotros solos nos pesa demasiado.
Y por el deseo intenso de ser amados.
Que con los años pasa a demanda.

Uno muestra las vísceras en demanda, más o menos silenciosa cada vez, de amor.

Como si tuviera derecho, como si una cosa llevara a la otra.

Mi madre era muy distinta a la de Raulito.

Todo lo demás, es igual.



















Con el tiempo y la terapia, sin embargo, todo llega, incluso el pudor.

Puertas anhelantes se cierran, rezongando un poco por saber que van a ser demolidas y recicladas antes que satisfechas.

Las fantasías se van transformando lentamente: como toda superestructura, son lo último en enterarse del cambio de base.

Pero llega: van muriendo las esperanzas de amor, los deseos de lograr trascendencia con mi arte, la creencia de que necesito algo.

Son reemplazadas por pensamientos prosaicos, disgustos cotidianos, alegrías esporádicas, el trabajo humilde.

Llega el silencio, el fastidio ante la idea de contar algo, la preferencia por sentarme a mirar el cielo antes que escribir o charlar.

La idea clara de que nadie tiene porqué enterarse de lo que me pasa, y que así me siento mejor.



Queda por todo por narrar, claro: cómo exploré de vuelta en Constitución mi sexualidad post terapia, y hacia dónde sospecho que pueda ir ahora, así como mi sociabiliadad.
Cómo enfrenté y vencí todas mis neurosis juntas en seis días de cambio de trabajo, a razón de aproximadamente tres por día.
Cómo se siente tener más fantasmas que cadenas efectivas y saberlo, los numerosos interrogantes acerca de qué es el amor, la invocación a dioses de luz.

Hay mucho por contar, siempre.

Pero hoy no necesito ser escuchado, y no sé cuál pueda ser el motor que reemplace esa razón artística en mí.

Siempre hay algo.

La Fuerza - Paula Andrade

Fascinante, esta y toda su obra.
Tienen más de Paula acá, acá y acá.




































Las virtudes cardinales


Dentro de los 22 Arcanos Mayores, algunos autores distinguen cuatro de ellos como el subgrupo especial de las “virtudes cardinales”.
Según cada autor, estas virtudes son adjudicables a, o representadas por, los cuatro elementos, cuatro arcángeles específicos (Uriel, Rafael, Miguel y Gabriel,), cuatro dioses paganos, cuatro demonios babilónicos o cuatro santos católicos (Mateo, Marcos, Juan y Lucas ).
Este debate no importa demasiado para nosotros porque, dadas las características de las “virtudes”, que ahora veremos, no resulta obvio ni imprescindible que su número preciso sea cuatro, con lo que la fuerza argumental de la idea decae, si bien su fuerza poética (y mnemotécnica) se mantiene.
Lo que hacen las “virtudes cardinales” es crear y sostener el mundo.
Donde falta alguno de estos principios, la energía se escapa, la materia se desmorona o confunde y la conciencia no encuentra apoyo, por lo cual, exista o no algo más allá de la trama de las virtudes, es incognoscible para nosotros.
Estas virtudes son: la Templanza, la Justicia, el Amor y la Fuerza. Cada una comparte características con las otras, pero mantienen reinos y funciones definidas.
La Templanza integra y economiza: junta elementos dispares y mediante su acción los funde en otro elemento distinto dejándolo, idealmente, en su punto justo, en su centro exacto. Es el metabolismo que transforma lo que uno come en uña, ojo, hígado. Es la sinergia.
La Justicia, por el contrario, discrimina: hígado e intestino pueden estar cerca, tocarse y pertenecer al mismo cuerpo: ser el mismo organismo. Pero cada uno es cada uno. La fuerza que mantiene identidad y característica de cada uno es la acción de la Justicia, indicando quién es quién y qué le toca recibir y hacer.
El Amor es lo que motoriza todo esto: es la intención de acercamiento entre las cosas, es el fluír del sentimiento y la atracción, la tendencia a asociarse. Es el sistema circulatorio del universo, la emoción.
Finalmente, la Fuerza, es el sostén, la sangre misma. Es el Chi, el Ki, el Prana. La energía que, llevada por el amor o por sí misma, se zambulle en la materia y la convierte en carne. Es la vida misma: en el umbral entre la conciencia más mínima y la nada, vida inconfundible.



Arcano Mayor Número 8: La Fuerza


Donde falta la acción de la fuerza, los seres decaen, se marchitan y mueren.
Donde actúa la fuerza, los seres pueden efectuar lo imposible, que es remontar la corriente entrópica y regenerarse, recrearse y reproducirse, generando nuevos recipientes de fuerza potenciales.
Por ser la fuerza de naturaleza fundamentalmente creativa, no es necesariamente violenta, ni tiene porqué serlo, dado que por su misma naturaleza, no tiene oponentes.
La Fuerza sólo enfrenta obras.
Si hay otros niveles, otras posiblidades de crear que excluyan la materia, aún no lo sabemos, pero no parece se la idea de quienes diseñaron el mazo.
Así que es esta misma naturaleza creativa la que impulsa a la fuerza a participar del mundo corpóreo, lo que le da un costado sensual que, dado que el criterio y la represión no figuran entre sus cualidades, puede deslizarse hacia la lujuria, y de allí a la posesividad y enojo, enfrentamiento e incluso al combate.
De la misma forma que en el I Ching la característica principal de Tui, el Lago, no es la serenidad, sino el regocijo, y el regocijo puede degenerar en ira (41, La Merma, para una cita explícita), la fuerza encarnada puede generar su propio remolino y terminar pasando de sensualidad a lujuria y a violencia.
Es una carta principalmente de fuego, es un fenómeno de fuego, es la partícula del Sol en la tierra, lo que implica su tendencia, al tocar materia, a explotar y consumirla en pasión o rabia.
Lo que equilibra esta tendencia explosiva, expansiva y centrífuga es el movimiento inverso, centrípeto, y simultáneo de un sentir de autoindulgencia y autoaceptación tan inmensas que solamente se pueden entender como amor, que tranquiliza y sosiega la expansión del fuego.
Al mismo tiempo que la naturaleza del fuego empuja a la partícula de vida a la expansión irrefrenada, una esfera de amor que se contrae suavemente alrededor de la partícula la contiene y la hace estable.
Esta doble tendencia, a participar del mundo carnal sin discriminación ni conciencia por un lado, y a fluir igualmente de manera serena y confiada en su poder, está expresada en la versión del mazo de referencia de la carta a través de la doble figura bestial y humana, una protegiendo y la otra dulcificando.
El signo del infinito coronando la cabeza de la mitad humana (femenina para recalcar las características de dulzura y fertilidad) indica el potencial de la vida para perpetuarse, expandirse por el universo y mutar en toda forma posible.
El cinturón de flores indica en el mismo sentido la manera en que el lado amable canaliza la sensualidad bestial a través de la creación y generación, con la delicadeza que eso implica.
El blanco de las ropas y el amarillo del cielo indican, por código impuesto por los autores, pureza y serenidad mental, respectivamente.
El naranja fuerte del león, y su misma figura, indican inclinación por la pasión carnal.
El León es un animal de fuego en la tradición del mazo, y de fuego estable, a diferencia del fénix o las salamandras. Esta estabilidad es resultado directo en esta carta de la dulzura y aceptación incondicional, maternal, de la figura femenina.
Esta carta vendría a ser, desde la perspectiva de los elementos, el fuego de la tierra, la parte más intensa de la fusión entre alma y materia, que se expresa libremente, en contraposición a El Diablo, que es la otra cara de la parte más intensa de dicha fusión: la que no se expresa sino que permanece subterránea.
La persona que transita o se identifica con esta carta experimenta una sensación de confianza y alegría nietzscheanas, por así decir, basadas en la percepción de su propia fuerza y regocijo ante ella.
Pueden ser, entonces, palabras clave para la interpretación de la carta: fuerza – poder – vitalidad – energía vital – animalidad del cuerpo, aceptada

sábado, 1 de mayo de 2010

Archivo de desprogramaciones - I

No puedo explicar el orgullo que produce tener producción gráfica propia del blog.
No es que yo tome un lápiz, pero me pone orgulloso igual.
Sobre todo por la talla de los contribuyentes.
Esta vez: María Eugenia Sandín.

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Por motivos X, mi amigo Tito le cuenta un día mis tribulaciones a su psicóloga, Alicia, y ésta le encarga que me pase el mensaje de que me regala una sesión.
Yo estaba en aquel momento intentando seriamente con un psicoanalista freudiano, el primero en mi larga vida que me pareciera inteligente al mismo tiempo que comprometido, pero dada una cantidad de circunstancias, estaba abierto a lo alternativo también.
Y no sabía que la primer sesión es, muchas veces, todo el tratamiento que Alicia aplica.
En ella aplica una técnica llamada “desprogramación” en la cual, mediante hipnosis liviana por relajación se instala la sugestión muy específica –aceptada por la persona, claro, como toda forma de hipnosis no funciona sin consentimiento del sujeto- de asumir con uno mismo el compromiso del autodesarrollo y la superación de los límites que impiden la autorrealización.
Esto, muy grosso modo.
Si quieren más info sobre la desprogramación, pueden revisar acá.

Una de las características más llamativas del método de Alicia, es que se ejerce a partir de la comunicación directa con el subconsciente, no mediada –mínimamente mediada, sería mejor dicho- por la interpretación de la conciencia.
Esto se logra a través del mismo estado de trance de la desprogramación, en el cual la información y contenidos del sub e inconsciente emergen de modo simbólico y se visualizan a la manera de los sueños lúcidos.
Más info sobre esto, acá.

En ambos casos, la persona entra en relajación, llega cerca del estado de sueño y, espontánea o dirigidamente, comienza a “ver” cosas, del mismo modo que se ven en un sueño.
Yo ya tenía experiencias propias, espontáneas, de este tipo de cosas, y bastante lectura al respecto.
Lo que no sabía, ni había experimentado, es que cuando la visualización se “dirige”, esto es, la persona que guía la relajación sugiere o indica cosas a encontrar, ver o hacer al sujeto que se relaja, igualmente hay un gran espacio a lo espontáneo.
Esa fue la primer sorpresa en el trabajo con Alicia: descubrir que ella podía darme una indicación clara pero abierta, a lo cual yo no me quedaba en blanco, ni respondía con algo que supiera de antemano o pudiera explicar ni, mucho más significativo, descartar como desprovisto de sentido.
Por más que no pudiera explicar el sentido de las cosas que visualizaba, no podía tampoco decir honestamente que no me parecieran importantes o cargadas de significado.
Siempre surge algo que se corresponde con las indicaciones pero es inesperado e inexplicable desde la perspectiva de lo que uno hubiera querido hacer o ver.
El ejercicio de la desprogramación en sí consiste en una sencilla visualización en la cual uno aparece en un cuarto y, previas idas y venidas que hacen a la cuestión de practicarla pero no de contarla, comienza a, literalmente, “sacudirse de encima” las cosas que inconscientemente ya tiene identificadas como trabas y límites a su realización.
La forma de “sacudírselas” es, dentro de la visualización, sacudir con fuerza los pies, primero uno y luego el otro, como buscando despegar algo que estuviera pegado a la planta.
Sorprendentemente, siempre ocurre algo en este momento. Siempre se despega algo.
Hay sentidos y significados asignados a los lados del cuerpo y a los objetos o sustancias que se desprendan de cada pie, pero ni las conozco todas (muchas se asignan intuitivamente), ni es necesario saberlas para la aplicación o descripción del ejercicio.
Y sí es necesario, por la remota casualidad de que algún lector un día se aplique este ejercicio, evitar las ideas preconcebidas al respecto, para garantizar la espontaneidad de las visualizaciones.
Por este motivo no cuento el ejercicio completo ni lo poco que sé sobre los emergentes simbólicos.
De cualquier modo, muchos de ellos son evidentes a simple vista, o por lo menos se puede apreciar la consistencia, a lo largo de los testimonios.
En cierto momento, por equis causas, decidí aprender la técnica de desprogramación de lo negativo, y la practiqué un tiempito, en el cuarto de la pensión donde vivía en ese momento.
La sigo aplicando a quien lo pida, claro.
Aquí transcribo dieciséis casos.

Entre las cosas que no es necesario contar, figura el qué se hace con lo que sale del cuerpo en cada caso, y lo que llamo la “reprogramación abierta de lo positivo”, que consiste básicamente en visualizar un baño de luz que inunda el cuerpo, para ocupar con algo simbólica y contundentemente positivo –luz- el espacio psíquico abandonado por todo aquello de lo cual uno se compromete a “vaciarse”.
Todo esto tiene un correlato en la acción, donde uno “actúa” de diversos modos simbólicamente fuertes lo que hace en la visualización.
Uno de estos modos es la quema de la lista de cosas de las que uno se quiere desprender.
Esta lista se escribe antes de hacer el ejercicio y es absolutamente personal: quien guía el ejercicio no tiene porqué saber los contenidos de la lista, y de hecho es mejor que no los sepa para no inhibir al ejecutante al momento de confeccionarla.
La quema de la lista se realiza con fósforos, en un espacio preparado a tal fin, y se considera que la cantidad de fósforos que se usan para reducirla a cenizas, así como qué es lo último en quemarse, son indicios reveladores acerca de cuanto tiempo tardará en completarse la desprogramación, y qué es lo que más va a tardar.

A continuación, los casos, con algunas indicaciones particulares cuando es relevante. Las edades son mayormente calculadas a ojo, es el tipo de cosas que no se me ocurre preguntarle a nadie, pero a la hora de quitarse el equipaje sobrante tiene importancia.
En la narración salto casi todos los pasos de la entrada en relajación y visualización y transcribo directamente lo que sale de cada pierna al sacudirla, y la quema de la lista.
Vale la pena aclarar que, a pesar de estar en una relajación bastante profunda y visualizando, la gente mantiene la capacidad de hablar y conversar, que es la forma a través de la cual monitoreo, mediante preguntas claras, lo que va ocurriendo dentro de sus mentes. El escenario, de este lado, es una persona acostada en el piso y hablando poco y cada tanto, y yo sentado en un silla cerquita, preguntando y tomando notas en un cuadernito.
Del otro lado, depende de cada uno. Estos son algunos fragmentos que llegan de allá para acá.

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Algún día de fines de agosto de 2009

GP (varón, 36 años). Somos amigos desde hace años, conozco buena parte de su problemática, y lo que sale en cada caso (o pie) me parece coherente con lo que sé de el.
Me sorprende descubrir que en mi primer desprogramación, ya conozco el clima: cuando enseñaba masaje inducía una relajación a los estudiantes en todas las clases. Se produce una empatía con una textura muy particular entre “relajante” y “relajandos”: no la esperaba, pero la reconozco en seguida.

Entra en trance y salen de su pierna derecha, textualmente: “rosa” (¿color? ¿líquido?) – “sangre” – “petróleo” (eso aclara lo anterior, supongo).

De la pierna izquierda, “tinta negra, aguada” – cuesta más, tarda mucho, se pone espesa y termina.
La luz que ve en la reprogramación abierta de lo positivo, que llena su cuerpo, es celeste. No sé qué significa eso, tengo que preguntar.

Usa cinco fósforos para quemar la lista.


DV (varón, 38 años). También tenemos relación, pero no conozco toda su problemática. Nótese la similitud con los contenidos de GP, que también son consistentes con lo que Alicia me dictó como emergentes probables y regulares. Al llegar al momento de sacudir su pierna, sale de su pierna derecha “petróleo” (de vuelta textualmente).
De la pierna izquierda: “líquido amarillo” – “líquido marrón”.

Usa un solo fósforo, la quema es rápida, completa.


MP (mujer, 40 y algo?). Tenemos amistad personal, ejercida como se puede en esta acelerada vida moderna. La quiero mucho, pero detesto sus modismos jipis como el uso indiscriminado de la palabra “energía” (que usada, por ejemplo, en la frase “todo es energía”, no significa nada), y cierta tendencia forzada hacia la armonía, encubriendo un fondo bastante claro de emociones negativas rechazadas. Las primeras emergencias de su visualización coincidían con estos prejuicios míos. Ya había sido advertido de que ciertas cosas no deben ser permitidas durante el ejercicio porque son resistencias por miedo o apego, y las censuré mediante la simple frase “eso no se corresponde con tu realidad” o “eso no es, seguí”.

Pierna Derecha: “energía” – “blanco” – “una bola negra!”

Aquí tuve una visualización propia, espontánea: ví una bola negra cayendo de su pie, en dos momentos. En el primero, tenía el tamaño de una bola de pin pon y salía de su pie, era de una sustancia oleosa y concentrada. En la segunda, bruscamente había aumentado su tamaño hasta el de un auto chico, mientras caía en un mar de la misma sustancia oscura, que instintivamente tomé como detritos.

Pierna Izquierda: “nada” – tarda mucho, interpreto resistencia pero no hay nada más que hacer que insistir y esperar– “algo, no sé qué” – “polvo oscuro” – termina pronto, lo considero satisfactorio.

Un fósforo, rápido, completo. El papel queda carbonizado, pero casi íntegro, de modo que se puede leer el texto todavía.

28 08 2009

L (mujer, 25 años?)

Tarda en encontrar el espacio de trabajo dentro de su visualización.
Pierna Derecha: “azul con verde” – “negro” – “violeta” – “celeste” – termina.

Pierna Izquierda: “líquido rojo” – “negro” – “celeste” – “blanco” – “rosa” – “amarillo” – “lila” – “blanco” (mucho) – termina.

Ve la luz inmediatamente, viene de una estrella, ella es la estrella.
Toma dos fósforos pegados, la lista arde en seguida, completa. Tira las cenizas ahí mismo, en el tacho de mi habitación.


29 08 2009

K (mujer, 22 años?)

Pierna Derecha: “polvo”.

Pierna Izquierda: “polvo más espeso”.

Visualiza muy rápido. Abolla el papel, usa cinco fósforos. Al principio arde muy lento, al final rápido.

J (varón, 30 años)

Pierna Derecha: “como agua” – “como una pelota que se despega” – “parece que se va, pero vuelve”. Asumo que es su personalidad obsesiva, la reconozco por la mía propia y le indico que no, que se va de veras. Termina.

De su pierna izquierda sale “como agua oscura”.

Todo rápido, incluso la quema inicial del papel, pero quedan restos. Llegamos a diecinueve fósforos.


15 11 2009

JM (varón, 30 años?). No tenemos relación, excepto una lectura de carta previa que le hiciera, y a raíz de la cual le sugerí tomar la desprogramación.

Pierna Derecha: “petróleo con soles” – “una cara que conozco” – “un cocodrilo” – “martillos”.
Evidentemente no esperaba estas manifestaciones, pero se lo toma con simpatía.

Pierna Izquierda: “una soga” – “dos caras que conozco” – “una situación” – “una cinta”.

Usa ocho fósforos.

NO (mujer, 27 años?) Nos conocimos en la misma situación que con JM.

Pierna Derecha: “agua” – “luz cálida” – “late” – “cosquillas”.

Pierna Izquierda: “algo pesado” – “una piedra” – “siento un hueco”.

Diez fósforos.


23 11 2009

I (mujer, 25 años?) Tenemos poca relación, sabía que andaba con problemas personales pero sin mayores detalles.

Pierna Derecha: “un cacho de sombra” – “cordón”.

Pierna Izquierda: “algo blanco y azul”.

La sesión es difícil, hay mucho ruido, es interrumpida de repente por la entrada de una persona en la habitación, pero la completamos.

No tomé nota de los fósforos.

13 12 2009

C (mujer, 23 años?)

Pierna Derecha: “líquido amarillo” – no sé bien qué”.

Pierna Izquierda: “se me salió el zapato” – “rayos azules”.

Usa cuatro fósforos. Me sorprende la poca cantidad de elementos de su visualización, pero no es cuestión de buscarle el pelo al huevo.

JL (varón, 27 años)

Pierna Derecha: “sombras” – “arena” – “agua”.

Pierna Izquierda: “humo” – “polvo rojo” – “la zapatilla” – “la media” – “algo pegajoso”.

Al quemar la lista primero la arruga comprimiéndola, luego está pendiente de todo, muy encima del fuego, constantemente avivándolo o intenando apurar el proceso.
Usa veintiocho fósforos.
Es llamativo que ambos perdieran la zapatilla al sacudir el pie, no le pasó a otras personas.

08 01 2010

M (varón, 20 años). Nos conocemos poco, pero es claro que no se hace problemas al pedo.

Pierna Derecha: “como sombras”. Termina muy rápido.

Pierna Izquierda: “como pinchos o agujas”. Dura un poco más.

Rompe la lista, arde a la primera. Dos fósforos.


12 01 2010

C (mujer, 21 años). Conozco parte de su historia. Es la razón de que le insistiera en que hiciera esto. Si bien encuentro coherencia, también me sorprenden algunas cosas, por ejemplo la aparentemente poca cantidad o fuerza simbólica de lo que sale de sus pies, hasta la explicación a posteriori que me da.

Pierna Derecha: “raro” – “ropa” – “pez” – “cráneo” – “ropa femenina” – “algo que no quiere salir” – “salió pero no lo veo”.

Pierna Izquierda: “un juego de te” – “pelo” – termina.
Luego cuenta: “había una sensación muy desagradable desde el plexo hacia abajo, que se iba vaciando hasta que salió del todo, pero no pude ver qué era”. La forma en que la nombra me da la pauta de que lo importante salió.

Tres fósforos.


18 01 2010

CB (mujer, 40 años?). Llegó por internet: leyó la descripción de la desprogramación en el blog y le itneresó.

Pierna Derecha: “corchos”.

Pierna Izquierda: “botones de diferentes colores”.

Olvida hacer la parte de recibir la luz. Lo considero medianamente significativo, no demasiado. Completa el ejercicio.
Saca la lista más extensa que haya visto: tres hojas.
Pero lo resuelve con tres fósforos.


25 01 2010

M (varón, 38 años?). Tenemos relación artística y amistad, me hace al aguante además con casi todos los emprendimientos, y éste le interesó particularmente.

Pierna Derecha: “una manguera o una víbora negra” – “huevo blanco”

Pierna Izquierda: “luz amarilla y rosada” – “huevitos como el blanco pero mas chiquitos”

Un fósforo. Quedan letras reconocibles en el papel quemado.


01 02 2010

SS (varón, 25 años?). Casi no nos conocemos, más que chateando. Nos conocimos en otro proyecto artístico, le ofrecí la desprogramación chateando, cuando vi sus últimas obras.
En serio: cuando vi sus obras.
Siento todo el tiempo que su mente consciente y subconsciente es hipercreativa e interfiere, constantemente trata de forzar los emergentes hacia algo familiar o a lo que pueda asignar significado.
Por supuesto, es mi opinión, pero me obliga a tomar postura, dado que estoy en el rol de guía y contención del ejercicio.
Me limito a monitorear seguido preguntando cuando hace silencios largos, pidiendo que siga cuando parece no pasar nada, y ayudando a dar las cosas por terminadas cuando temo que se agote a mitad de camino por darle cabida a la interferencia de su intención de hacer “que pasen cosas”.

Pierna Derecha: “algo negro” – “una especie de hombrecito absolutamente consumido, una asquerosidad…” – “encima se queja el hijo de puta” – “ahora está saliendo ella” – “ no sé qué es eso tercero” – “otro más” – “algo envuelto en un manto” – “el último resabio” – “siento algo cálido que quiere entrar” – “falta cada vez menos”. Lo ayudo a terminar.

Pierna Izquierda: “no sé porqué siento que en el izquierdo no hay nada, que estaba todo en el derecho” –le digo que no, que seguramente hay, pero tarda en salir- “sonrisas” – siento que ahí vamos hacia algún lado - “hiedras” – se intensifica mi sensación de estar llegando – “sonrisas, una gran planta” – “ramas sueltas” – “tierra” – “mucha sangre!” – “sigue saliendo sangre, casi no hace falta que sacuda” – “viento” – “listo”. Perfecto.

Usa cuatro fósforos.






















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