ES IMPORTANTE SABER

martes, 31 de enero de 2012

Reina de Bastos - Cecile Perret


Más de Cécile, acá.








































La Reina de Bastos


La Reina de Bastos es una persona capaz (o la capacidad de una persona) de ser fogosa y pasional pero no descontrolada ni violenta, aunque estas posibilidades estén constantemente cerca.

Es la intuición ciega pero certera, no tanto acerca de lo que se debe hacer en cada momento, como de lo que se debe aceptar y lo que no, de lo que gusta y lo que no, el reconocimiento sobre cada cosa acerca de si es lo que quiere o no, aún no sabiendo o pudiendo expresar lo que quiere.

"Huele parecido" es lo que puede pensar esta persona, o una persona regida o representada por el principio que indica la carta.

Es al mismo tiempo entusiasta y apacible, pero se puede llegar a desbordar.

Sabe administrar su entusiasmo y su placer para que no se agote, pero no lo puede hacer durar más de lo que dura el fuego por sí mismo.

Pero sabe dónde encontrar la próxima hoguera, y, si se comunica bien con las demás reinas, sabe cómo mantener la misma encendida.


La acción de lo femenino es permanecer abierta y receptiva, dispuesta a la fecundación.

La acción de los Bastos se desarrolla en lo instintivo, lujurioso y pasional.

La Reina de Bastos es la fuerza centrípeta que absorbe, convoca, llama, atrae y recibe a todos los fenómenos de fuego: es la sensualidad, las ganas de dejarse estimular por la vida, el deseo de recibir sensaciones intensas del mundo.


En la carta del mazo de referencia, la figura tiene varios elementos emblemáticos, símbolos que dentro del mazo aparecen repetidos como un código.

El primero y evidente es el basto (o bastón) que la reina sostiene en su mano derecha.

Ya dijimos que ese basto representa su propio entusiasmo, libido e instinto. Esto suele ser llamado, también, "la voluntad", por ser el deseo que precede a la sensación, razón y acción.

El hecho de que en otras cartas estas salamandras se arqueen sobre si mismas sin llegar a morderse la cola indica la fugacidad del fuego de los bastos, que no logra regenerarse a si mismo: lo intenso y efímero es una cualidad crucial de los bastos.

Dado que lo centrípeto es particularmente favorable a la conservación para el elemento fuego, los leones son el animal de fuego de la Reina (los leones son una forma de fuego estable, como vimos).


El gato negro erizado, indica la cualidad temperamental propia de todos los bastos, que en esta carta representa la tendencia a que la apertura al estímulo pueda convertirse en irritación por exceso en cualquier segundo.

El límite entre satisfacción y abuso es difícil de mantener para los bastos, y así como la reina convoca permanentemente, puede repentinamente cambiar de signo y rechazar con ferocidad cuando siente que lo que viene no es deseado, o adecuado, o simplemente está temporalmente satisfecha, o el estímulo es del tipo de los que producen violencia.


La facilidad con que un gato pasa del placer de recibir caricias a arañar y morder, su delicada e inestable separación entre el estímulo y carga sensual, erótico y sexual, y la violencia, es el ejemplo perfecto y más fácilmente comprensible para cualquier que haya tenido gato.

El temperamento italiano de películas (por ejemplo la hija de Don Corleone en “El Padrino”) es un ejemplo típico de una reina de bastos con el gato “activado”, e incluso demasiado presente.

Huelga decir que esta característica se manifiesta tanto en hombres como en mujeres.

Otros detalles "en código" son el color amarillo de la vestimenta y el naranja del trono, que indican respectivamente claridad y placidez mental (el amarillo) y sensualidad, pasionalidad y valoración de lo material (el naranja).

El girasol en la mano izquierda simboliza, la fertilidad de la líbido y, nuevamente, la amabilidad que los autores eligen darle en este mazo.


Pueden, entonces, ser palabras clave para la interpretación de la carta: elemento fuego – lo intenso – lo instintivo – receptividad – fuego estable – sensualidad – cambios de humor repentinos


miércoles, 25 de enero de 2012

Si, bueno, cuando sea un gran estadista voy a pensar distinto

A riesgo de delatarme como un snob del vejentismo - que lo soy- son muchos los momentos en que siento que toda la problemática sopa/pipa es totalmente sub 25.
O sea: me crié en los 80´s y 90´s. Soy pre caida del Muro de Berlín.
Con el fondo de la guerra fría, parte del imaginario permanente era el invierno nuclear.
Vengo de un mundo sin celulares y que se creía encaminado a otro sin electricidad.
Y sigo pensando que el problema de base siempre es la redistribución de la comida.
No digo que tengo razón, o que está bien como pienso.

Solamente digo

que me la soba internet.

Dos ambientes

Por si algún día vuelvo a dar masaje considero cuestiones anatómicas sobre cómo se agita mi muñeca al batir unos huevos, cuando la veo asomarse por el rabillo del ojo. Sonrío demasiado abiertamente, y no se le me ocurre mejor cosa que darme un beso en el hombro y preguntarme de qué me río.


- Cuando estemos en confianza te cuento – es lo que más aire se me ocurre que me da para responder con sinceridad. Eventualmente.


Se pone seria y sin decir nada da media vuelta, se va al dormitorio y lo camina. La escucho desde la cocina. Pasa al living (y me hace acordar sin saberlo que ahora tengo dos ambientes).

Oigo cómo lo mide a pasos y sonrío de nuevo al recordar sus piernas cortitas.

Vuelve y sintetiza, con acento científico:

- Empezamos a coger allá (señala a través de la pared mi colchoneta en el dormitorio). Terminamos acá (da un paso fuera de la cocina y señala el living, abajo de los percheros que pusimos con Oveja). Y honestamente perdí la noción del tiempo que pasó entre un punto y otro. ¿Cuánto falta para que estemos en confianza?.


Tiene razón.

Igual hubiera preferido unos meses más para decirlo.


- Nada. Me pone contento que estés acá.


Contenta pero sobria, recatada, reservada, me da otra vez un beso en el hombro y siento el choque de una correntada, de esos que sé que nadie que no haya vivido una crecida de río en el monte va a entender.

Hacia el otro costado, desde el otro hombro, se abren el balcón y el cielo.

martes, 17 de enero de 2012

As de Copas


Este es mi blog personal así que lo puedo decir como quiero: somos internacionales como la connncha de su madre.
Candela, que es re grosa con el lápiz y con el cincel, nos manda desde Ca-na-dá esta versión del As de Copas.










































La explicación mecánica de la carta:

Ases

Todos los Ases representan el estado más puro y abstracto de cada principio, con sus características más exacerbadas. Marcan la irrupción en la realidad de la fuerza del principio que representan, el salto de cero a uno, de nada a la existencia.

Son la representación de esa fuerza en su modo más crudo, previo a toda circunstancia y modalidad (que luego se van indicando, del dos al diez), el poder absoluto de la energía en esa fase.


Palo de las Copas


Las copas son el elemento agua: la emoción, el sentimiento, la intuición, el inconciente y lo que surge de él y por tanto la imaginación soñadora - creativa: aquella parte de la mente que crea y "ve" imágenes internamente.


En el cuerpo, se ubica el tipo de sensaciones asociadas a estas funciones en el área entre el corazón y el plexo, por delante, y entre los omóplatos y sobre los riñones, por detrás.

Por su cualidad emocional y acuática, está asociado a los chakras o centros energéticos del pecho y plexo, vinculados a las emociones y sentimientos, respectivamente, desde los cuales uno se relaciona con el mundo en esos niveles.

Si estos espacios están cerrados, uno puede no proyectar, no “decir” al mundo nada en ese nivel, o puede no percibir, no “escuchar” al mundo en ese nivel. Estas cosas tienden a pasar de a una, aunque también pueden ocurrir juntas (no escuchar y no decir).


La característica principal del agua es fluir, tanto dentro de uno como de un estado a otro, y de una persona a otra.

Cuando esta fluidez se corta en el primer lugar (dentro de uno) uno empieza a tener “agujeros” o a quedarse estancado en ciertos estados emocionales.

Cuando se corta en el espacio intermedio entre uno y lo demás, uno deja de encontrar eco en el mundo, en el plano emocional, y la sensación de plenitud se convierte en sensación de presión interna, si la propia emoción no sale, o de alternativos vacíos y semi llenos, si la emoción ajena no puede entrar para realimentar la propia.


Cuando todo fluye plenamente, como el en As de Copas, la emoción propia de cada vivencia (pero más específicamente de vivencias trascendentes para uno, como las vocacionales o las “importantes” - por decir algo: la paternidad, las pérdidas grandes, etc) se difunde por todo el ser y, de plexo a plexo, de persona a persona, se contagia.

La alegría que uno siente al ver la sonrisa de un amigo, surge de este ida y vuelta: SU alegría se convierte en la mía, y la mía en suya.

Dado que la energía emocional “se comporta como el agua”, su característica es tanto la de fluir como la de no poder mantener forma por sí misma: por eso necesita de recipientes o límites que la contengan, como las copas.

De no haber contención, la emoción permanentemente desbordante, desbordada, se manifiesta como estallidos de furia, de llanto, enamoramientos instantáneos constantes, depresiones inmediatas e inexplicables, dependencias varias de personas, de vicios, de conductas que actúan, en la medida de lo que pueden, como recarga de la emoción perdida en el desborde y/o como contención.


Por eso, todas las cartas del palo de las copas incluyen rios, lagos o copas, según el total del concepto que se quiera indicar en cada carta. La función de las copas es siempre contener el agua, por lo que se refieren a los sentimientos de una persona específica, mientras que los ríos o estanques se refieren más al fluir de la vida, incontenido, o al inconciente colectivo, que no necesita una contención equiparable en términos humanos.


Las funciones de las copas son la de interactuar con el resto de los palos, definiendo la imagen precisa del estímulo que haya despertado al instinto y refinando la aproximación a la respuesta de ser necesario, y la de vehiculizar, sostener y ser la substancia misma de todos los procesos comunicativos entre un ser humano y cualquier otro ser viviente.

Son la comunicación interna de uno consigo mismo, y la externa, de uno con el resto del mundo, a través del sentir, el saber por percibir.



El As de Copas


Todas las copas están vinculadas al agua, que representa el sentir, el imaginar, la intuición, el inconciente y lo que surge de él.

En el cuerpo, se ubica el tipo de sensaciones asociadas a estas funciones en el área entre el corazón y el plexo, por delante, y entre los omóplatos y sobre los riñones, por detrás.

Todos los Ases representan el estado más puro y abstracto de cada principio, con sus características más exacerbadas.

En el caso del agua, la emoción, su principio “más puro y abstracto” es la sensación de plenitud.

El As de Copas representa la emoción que llena el pecho, desbordando el corazón y contagiando sentimiento al resto del cuerpo.

Las ganas de cantar, surgen del pecho lleno.

El llanto irrefrenable, también, sea por dolor o por pura “emoción”, esa experiencia de estar íntimamente conmovidos por algo indefinible pero que ocupa todo nuestro ser por momentos.

Esto es el As de Copas.

La experiencia de la emoción en tal plenitud que desborda, dentro y fuera nuestro.


Por su cualidad emocional y acuática, está asociado a los chakras o centros energéticos del pecho y plexo, vinculados a las emociones y sentimientos, respectivamente, desde los cuales uno se relaciona con el mundo en esos niveles.

Si estos chakras están cerrados, uno puede no proyectar, no “decir” al mundo nada en ese nivel, o puede no percibir, no “escuchar” al mundo en ese nivel. Estas cosas tienden a pasar de a una, aunque también pueden ocurrir juntas (no escuchar y no decir).


La característica principal del agua es fluir, tanto dentro de uno como de un estado a otro, y de una persona a otra.

Cuando esta fluidez se corta en el primer lugar (dentro de uno) uno empieza a tener “agujeros” o a quedarse estancado en ciertos estados emocionales.

Cuando se corta en el espacio intermedio entre uno y lo demás, uno deja de encontrar eco en el mundo, en el plano emocional, y la sensación de plenitud se convierte en sensación de presión interna, si la propia emoción no sale, o de alternativos vacíos y semi llenos, si la emoción ajena no puede entrar para realimentar la propia.


Cuando todo fluye plenamente, como el en As de Copas, la emoción propia de cada vivencia (pero más específicamente de vivencias trascendentes para uno, como las vocacionales o las “importantes” - por decir algo: la paternidad, las pérdidas grandes, etc) se difunde por todo el ser y, de plexo a plexo, de persona a persona, se contagia.

La alegría que uno siente al ver la sonrisa de un amigo, surge de este ida y vuelta: SU alegría se convierte en la mía, y la mía en suya.

Las copas se activan para definir la imagen precisa del estímulo que haya despertado al instinto, refinando la aproximación a la respuesta de ser necesario, o en todos los procesos comunicativos entre un ser humano y cualquier otro ser viviente. Son la comunicación en sí, entre ser y ser por un lado, y entre los instintos (primer palo de la baraja) y el intelecto (tercer palo de la baraja), y entre la conciencia cotidiana y el alma o quintaesencia, única parte del ser humano que escapa al mazo y sus leyes y es capaz de libre albedrío.

Dado que la energía emocional “se comporta como el agua”, su característica es tanto la de fluir como la de no poder mantener forma por sí misma: por eso necesita de recipientes o límites que la contengan, como las copas.

De no haber contención, la emoción permanentemente desbordante, desbordada, se manifiesta como estallidos de furia, de llanto, enamoramientos instantáneos constantes, depresiones inmediatas e inexplicables, dependencias varias de personas, de vicios, de conductas que actúan, en la medida de lo que pueden, como recarga de la emoción perdida en el desborde y/o como contención.

Como el As de Copas también se caracteriza por un desborde benigno, en la forma de un excedente de emoción que se comparte, la contención no puede ser restrictiva: la imagen de la copa desbordada gentilmente, como una mezcla de fuente y manantial parece ser la mejor.


La sensación de plenitud se siente, al llegar, como un rayo vertical de luz.

Esto es literal, es una cuestión de experiencia: si le pasa a uno, o cuando le pasa y trata de describir el segundo-a-segundo del asunto, encuentra que esta imagen sirve mucho.

Este es el significado de la paloma blanca que desciende con esa otra cosa blanca que alguna gente dice que es la eucaristía (la hostia), directo al centro de la copa: la paloma representa siempre al Espíritu en su estado también más abstracto y puro, descendiendo directamente al corazón de la persona, cargada de significado (la hostia, la eucaristía que leva la paloma en su pico representa aquí el "sentido", la característica de la emoción que llega - tristeza - dolor - alegría - serenidad, etc.).


El espíritu descendiendo sobre el campo de las emociones para llenarlo de significado es, también, una sublimación de la idea de penetración e inseminación, bastante similar a la de la conciencia entrando en la materia – energía del Arcano Mayor VIII, La Fuerza.


El agua que desborda lo hace suave, gentil y generosamente, y cae con fluídez y constancia sobre un océano mayor, fértil y vivo.

Este océano creo que representa a los otros, tanto en su sentido interno de inconciente colectivo como en su sentido concreto de personas físicas cercanas.


Los colores tradicionales del mazo de referencia son el azul sereno del agua, el amarillo de la copa, que indica también serenidad intelectual, el blanco indicando pureza y el verde indicando fertilidad y amabilidad.


Pueden ser, entonces, palabras clave para la interpretación de esta carta: emoción - plenitud emocional – comunicación – sensación – sentimiento



¿Como?


¿Que tu mamá nunca cruzó la General Paz?


Pobrecita!