El karma
revisitado
Pensando en mis
alumnos de tarot, me dí cuenta de que se acerca el momento de hablar
sobre la influencia de la causalidad entre los condicionantes que
tienen que dar por sentados, y me encontré nuevo pensando en la
“mala” definición de karma y cómo ejemplificar la “buena”.
Me encontré de
vuelta rumiando y agregando como siempre nuevas ideas a este concepto
erróneo de karma y causa y consecuencia como una cosa simétrica,
una vuelta de bumerang llena de sobreentendidos, proyecciones y
fantasías de que el universo nos debe algo por nuestras acciones.
“Si hacés el bien
el universo te recompensa”.
“Si hacés el mal
el universo te castiga”.
Esta idea que hasta
hace poco identificaba con una cuestión judeocristiana de asumir que
el universo está gobernado por una conciencia omnipresente que juzga
nuestras acciones, casualmente con los mismos criterios que nosotros.
De pensar que entendemos las reglas del universo y entonces a través
de lo que sea que consideremos “bueno” podemos hacer que un poder
absoluto se congracie con nosotros y nos premie dándonos lo que sea
que deseemos, a lo que también vamos a llamar “bueno”.
Que hoy mismo me di
cuenta de que también es una superstición hiperpagana: simplemente
la esperanza de que haya fuerzas mágicas alrededor que nos
consideren merecedores de nuestros deseos y nos ayuden a cumplirlos
por acciones no relacionadas. Ganarme la lotería por ayudar a una
viejita a cruzar la calle, ese tipo de cosas.
Ahí me cayó la
ficha, otra vez, de que el karma son los padres. Esa presencia
omnipotente que nos premia caprichosamente con golosinas cada vez que
alguna acción random le cae bien.
Peor aún, de que
ese karma son esos padres en el mismo sentido en que
esos padres son papa noel: no existen, más que en la
perspectiva infantil.
Los padres reales
tienen defectos por kilos en los buenos casos y por toneladas en los
malos. Si tus viejos se partían el culo trayendo pan a la mesa,
entonces no estaban en casa en todo el día, y eso hacía que te
sintieras solo y desprotegido durante muchas horas a la semana, y de
alguna forma tuviste que manejar eso. Y eso es parte de las
experiencias formativas que hoy te constituyen: la respuesta que
construíste a un sentimiento de desprotección producto de tener
padres proveedores, o sea buenos.
Eso sí es karma.
Eso es causa y consecuencia.
Y el karma tiende a
ser asimétrico: siembro una semilla y sale una flor. No hay
vinculación manifiesta entre una acción y su resultado, más que la
causalidad. En el largo plazo, claro, la flor da nuevas semillas y
aparentemente se restablece la simetría. Pero esa no es la
característica del karma sino de los ciclos. La característica del
karma radica en importar si lo aplico a generar un ciclo u otro. Si
siembro flores o peras. Si me quedo en mi casa con mi hijo para que
esté acompañado o salgo a trabajar para que esté provisto.
Con qué beneficios
y perjuicios elijo relacionarme.
Con la inercia de
qué camino.
Los feministas
ninjas.
Pasé por el Ciclo
Positivo en Casa Brandon, aprovechando que queda al lado de mi casa.
Es un centro
cultural enfocado en las sexualidades disidentes, así que hay mucha
teoría y práctica de feminismo y deconstrucción de género. Y
cuando digo “práctica de deconstrucción de género”, me refiero
a que cualquier habitual de Casa Brandon tiene relación frecuente
con todo tipo de personas transgéneros, intergéneros, etc:
travestis, mujeres trans, varones trans, y el amplio arco de
identidades actualmente presentes.
Haciendo puerta me
tocó escuchar de costado a uno de los organizadores, Lucas
Gutiérrez, hablar con Nico Deppetre de “las cuerpas hormonadas”
y algo así como que “no corresponde responder a eso”. Interrogué
por el chusmerío y me cuentan que x persona trans (nacida varón,
actualmente identidad femenina por opción), que apoya su transición
con hormonas, está actualmente internada por no sé qué situación
de enfermedad. Que en la comunidad trans se sabe que tiene un
conjunto de canciones grabadas y se habló de la posibilidad de
recolectar dinero para pagarle una edición, de modo que desde su
internación pueda al menos vender discos y tener algún ingreso
económico.
Y que habló muchas
veces muy mal de Lucas, pese a lo cual él participaba de la colecta.
Lucas, Nico y
Luciano, con quien estaba haciendo puerta, estaban todos de acuerdo
en que más que responder a los malos dichos de X sobre Lucas, lo que
correspondía era colaborar en la colecta y apoyar la situación de
internación. Tanto por la necesidad de figuras generadoras de arte y
cultura trans, como por una jerarquía de prioridades humanas. Por
principios de militancia, por así decir, y por simple
empatía.
También rondó la idea de que muchos de los malos dichos de X surgían de su condición de hormonada, que le induce desequilibrios y un carácter conflictivo (eso también es karma: la influencia de la neuroquímica en la percepción de la vida, del entorno y en las propias acciones, también es causa y consecuencia). No se dijo en ese momento, pero sé que Lucas como portador de hiv+ tuvo sus propios desequilibrios anímicos inducidos por la medicación. En ese sentido, daba la sensación de ser un conocedor benévolo del karma, que no tiene ganas de ajusticiar a otros por las mismas consecuencias que tuvo que sufrir en carne propia.
También rondó la idea de que muchos de los malos dichos de X surgían de su condición de hormonada, que le induce desequilibrios y un carácter conflictivo (eso también es karma: la influencia de la neuroquímica en la percepción de la vida, del entorno y en las propias acciones, también es causa y consecuencia). No se dijo en ese momento, pero sé que Lucas como portador de hiv+ tuvo sus propios desequilibrios anímicos inducidos por la medicación. En ese sentido, daba la sensación de ser un conocedor benévolo del karma, que no tiene ganas de ajusticiar a otros por las mismas consecuencias que tuvo que sufrir en carne propia.
Y por un lado, por
un momento, admiré el compromiso efectivo de estas tres personas con
una causa y con cuestiones humanísticas por encima de cuestiones
personales. Y también me sentí reconfortado de estar entre gente
con las prioridades claras.
Pero al otro día,
pensando en cómo explicar el karma a mis alumnos, me dí cuenta de
que había presenciado también un movimiento mucho más profundo en
este sentido, donde todos, pero particularmente Lucas, se habían
sustraído de una lógica para someterse a otra. Las acciones de
Lucas para con X no dependen de su relación sino de la actitud de
Lucas hacia un colectivo o situación humana. En ese sentido las
acciones de X dentro de la relación entre ellos se vuelven
contingentes y secundarias respecto del contexto total, que es a lo
que Lucas elige responder.
Así, la autoestima de Lucas, su autoimagen y su acción se realimentan desde una fuente menos mezquina, más abarcativa, más noble y generosa; más sólida que la contingencia, las idas y venidas de una relación particular, para responder a la persona y su circunstancia.
Así, la autoestima de Lucas, su autoimagen y su acción se realimentan desde una fuente menos mezquina, más abarcativa, más noble y generosa; más sólida que la contingencia, las idas y venidas de una relación particular, para responder a la persona y su circunstancia.
Y lo mejor viene
acá, porque en esta acción Lucas ata su propio karma a un escalón
superior: al no permitir que sus acciones se determinen por la
cotidianeidad concreta (X hablando mal de él), la cotidianeidad
concreta subsiguiente (cada vez en el futuro que X hable mal de él),
realimenta su autoconciencia de haber tomado una decisión que lo
pone por encima de lo cotidiano. Su autoestima, su autoimagen, la
valoración que haga de sí mismo ya no dependen de lo que otros
piensen o digan de él sino de su propia sujeción a sus principios.
En ese acto, toma las riendas del destino y derrotero de estos
espejos psíquicos que también ejercen gravedad sobre nuestro
espíritu y las ata a algo que sólo está en sus propias manos. Y de
este modo, independientemente de que un día y todos los días va a
tener que rendir cuentas ante sí mismo, se sustrae de la inercia del
mundo.
Y eso es muy ninja.
hermoso
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